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Hawking reabre el debate al apoyar el suicidio asistido

Publicado en BBC Mundo el 17 de septiembre de 2013

El científico británico Stephen Hawking respaldó públicamente el suicido asistido para las personas que sufren de enfermedades terminales.

En la entrevista con la BBC, Hawking se preguntó que si "nosotros no dejamos a los animales sufrir, ¿por qué sí a los (seres) humanos?".

El afamado cosmólogo, que sufre la enfermedad de la neurona motora desde los 21 años, no había sido tan proclive a esta idea en el pasado, confiando en que "siempre hay esperanza".

Pero enfatizó que debe haber límites para prevenir el abuso de este tipo de acciones.

Hawking estuvo un tiempo conectado a un respirador artificial para mantenerlo vivo y su esposa fue consultada sobre la posibilidad de desconectarlo.

Hasta ahora Hawking nunca se había mostrado tan proclive a la idea del suicidio asistido, confiando en que "siempre hay esperanza".

Cuando se le preguntó si se debe exculpar y no procesar legalmente a los familiares de las personas que desean morir, Hawking respondió que "sí".

Pero agrego que se debe garantizar "que las personas deseen genuinamente terminar con su vida y que no son presionadas para hacerlo o lo hacen sin tener el conocimiento o son consientes como hubiera sido en mi caso".

A sus 71 años, el profesor Hawking es uno de los científicos más famosos del mundo.

Además de sus logros académicos, el profesor aprendió a adaptarse a su nueva vida luego de ser diagnosticado con la enfermedad, cuando le dieron nada más dos años de vida tras casarse con su primera esposa, Jane, en 1964.

Sólo 5% de las personas con su misma condición, conocida como esclerosis lateral amiotrófica o la enfermedad de Lou Gehris, logran sobrevivir más de una década después del diagnóstico.

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Quebranto de la Dignidad, por Nicolás Jouve

La muerte es algo natural, sí, pero si es fruto de una voluntad de acabar con la vida deja de serlo. Reconocer un derecho a acabar con la propia vida, aun en las circunstancias que describe Stephen Hawking, supone un atentado no solo contra la propia vida, sino contra la vida humana en general. Algo que afectaría a toda la sociedad. Establecer un derecho al suicidio asistido es hacer coparticipe a otra persona y abrir una peligrosa vía hacia la eliminación de la vida de los más indefensos. Desde una perspectiva ética el suicidio asistido supone el quebranto de la dignidad humana y la cosificación de las personas, que serían juzgadas por parámetros de salud y no por sí mismas. La mejor opción, en la situación que describe Hawking es la aplicación de cuidados paliativos, procurar tratamientos adecuados, incluida la sedación, para aliviar los síntomas que provocan el dolor y deterioran la calidad de vida del enfermo en situación terminal.