Diseñada para
Nadal por ejemplo. Comienza el curso.
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias
Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Aunque uno no sea un deportista, o no esté en edad de practicar el deporte, probablemente haya visto jugar a Rafa Nadal. La admiración que despierta va mucho más allá del jugador, de su tenis y sus triunfos. Además de hacernos disfrutar, este joven, hace pensar. Es ya un referente especial, sobre todo, por contraste.
Referirse a ese contraste a la hora de comenzar el nuevo curso escolar, político, más que importante es necesario y útil. Es replantearse: ¿qué buscamos, qué enseñamos, qué modelos proponemos?
Venimos de cosechar una derrota olímpicade la candidatura de Madrid 2020. La desunión, el dopaje, la inseguridad, y la crisis económica nos han jugado una buena o mala partida. Eso se verá.
Sin embargo aquí en España, la mayoría lo ha centrado en la deficiente pronunciación del “inglés” de la Alcaldesa. Sin embargo Vaughan, dice que la cosa es más profunda y va más allá: “cualquiera que pretenda hacerse con un idioma, tendrá que pasar muchos apuros en la vida real”. En el caso español, existe una dificultad añadida: la “mala leche” de los compatriotas, que no dudarán en “recochinearse” del acento de quien intente hablar inglés en público. A la alcaldesa se le entendió correctamente, porque su discurso estaba bien escrito y se notaba que lo había ensayado mucho”.
Nos encontramos en una crisis ética tan profunda, de la que no podremos salir sin esfuerzo y sin referentes claros y atrayentes, que señalen el camino. La política, en general, es una jaula de grillos, sin una idea clara, que se enreda en sacudir o lanzarse unos a otros “pellas” de corrupción. La crisis de valores es tan profunda que el pesimismo se adueña del país, que se resquebraja, incapaz de proponer modelos ilusionantes para la regeneración, para afrontar el futuro y servir de guía.
Incluso en “educación” es tanta la racanería de unos y de otros, que siguen sin tener claro si hay que becar al aprobado por los pelos, o se debe apostar por el mecenazgo para estudiantes. Ni políticos, ni familias, ni estudiantes hablan de esfuerzo. ¡Parece que el único que debe esforzarse es el Erario Público!
Se debería partir de una base fundamental: la familia. Así ha sido en el caso de Rafa: “los entrenamientos…implican un alto grado de sufrimiento y se enmarcan en la educación de unos padres, de una familia, capaz de crear los hábitos saludables que favorecen el crecimiento de un hombre de pies a cabeza”. Inculcando valores positivos y alejando a los suyos de la mediocridad, del todo vale o la irresponsabilidad.
Es en la familia donde se aprende o se deforma la ética, la genética y la estética. El texano Vaughan afincado en nuestro país, que intenta ayudarnos a aprender inglés, nos habla de su propia experiencia cuando dice “los españoles... ¡parecen gozar criticándose a sí mismos! Yno se critican de cualquier forma, sino con recochineo, con saña, con mala leche... El español tiene un concepto de sí mismo mucho peor de lo que realmente es…Cuando la familia (con la que vivió algún tiempo) estaba reunida, en la comida o la cena, los padres despotricaban contra todo: contra el vecino, contra el compañero de trabajo, contra el jefe… lo hacían constantemente y delante de los niños. Claro, los pequeños absorbían esa forma de funcionar. Supongo que eso termina por forjar el código genético de un pueblo”. Antes que él, de la envidia, de la mala educación, y de la “mala uva” lo había repetido mucha gente. Por lo visto, no hemos cambiado.
La educación. Ante tantas horas perdidas por profesores y alumnos en este país, y las que ya se anuncian desde el inicio del curso… me admira encontrar, algo muy positivo en las páginas deportivas. Un comentarista en su “Juego Limpio” dedicado a Rafa Nadal, dice lo siguiente: “la fuerza de voluntad, la capacidad de sacrificio, la humildad, la inteligencia, la capacidad para analizar y razonar sobre la marcha, mecanizar sus reacciones, dar prioridad a la sensatez y a la solidaridad, aportar su infinita generosidad, tiene su origen en la educación”(Gaspar Rosety, 16-09-2013). Dicho de otro modo: se pueden aprender y se aprende. Depende del Estado, de Profesores y de cada alumno. El poder de concentración, el respeto al adversario, el saber perder y ganar, sin ayudas, sin falsear la competición con drogas o sobornos, es una tarea inmensa y de todos. ¿No es el profesor algo parecido a un entrenador deportivo?
Si una Fundación, como la que otorgó a Nadal el Príncipe de Asturias en 2008, se centra en «la exaltación y promoción de los valores científicos, culturales y humanísticos que son patrimonio universal»; y cuya finalidad de sus premios es «galardonar la labor científica, cultural y social realizada en el ámbito internacional por personas, equipos de trabajo o instituciones cuyos logros constituyan un ejemplo para la Humanidad»… con más razón el Estado. Es posible preguntar ¿por qué no se aprovecha ese tirón de un compatriota ejemplar a nivel nacional? Y, en todos los órdenes, incluido el educativo. Si los espléndidos triunfos de Rafa son un referente porque se encuadran en «los valores culturales y humanísticos que son patrimonio universal», deben ser un modelo aquí y ahora.
Rafa no sólo habla en la pista de tenis con su raqueta. Tiene tan bien amueblada la cabeza, que cuando habla fuera de la cancha, también se le entiende. En Estados Unidos habló del COI, y todo el mundo le entendió. Apoyó la candidatura como uno más, sin tapujos, a corazón abierto. No hizo el ridículo de la mezquindad nacionalista o partidista. Es la grandeza de un extraordinario deportista y mejor persona.
Además de su raqueta y su palabra, sabe comportarse en cualquier situación. Tiene un gran talento y mejor talante. Es un tipo cercano y entrañable. Aún se recuerda que en Pekín perdía horas firmando autógrafos en la Villa Olímpica, entre los atletas. «No quiso dormir en un hotel de lujo, como le ofrecieron, ha querido vivir con los demás atletas, como uno más», destacó entonces Samaranch, que solicitó colgarle la medalla de oro. Alejandro Blanco concuerda con ese criterio: «Ha dado un ejemplo estando en la Villa, es abierto a la gente, genera admiración» (19-8-2008).
Y así sigue, aún con más fuerza, después de arrastrar lesiones que le apartaron de la competición. Ahora en septiembre 2013, después de jugar, en Canadá, luego en Cincinnati y en el USA OPEN de New York, viene en vuelo oficial (renuncia al privado), y a pesar del cansancio… entrena y juega con España y hace piña con sus compañeros, para sacar adelante la eliminatoria. Y cuando le preguntan por el vacío de las gradas, deja un recadito: las entradas a la Caja Mágica, son caras. ¿O nadie sabe que estamos en crisis y el encuentro se televisa?
Tenemos en Rafa, dicen en las páginas de deportes, “un conjunto de cualidades que deben ponerse en práctica y un privilegio para nuestra sociedad, muy necesitada de educación y la ética que representa”.
Los triunfos, en general, y en el tenis en particular no se regalan. Mientras muchos se divierten o disfrutan de otros placeres de la vida, llegar a ser el número 1 en alguna de las disciplinas, requiere mucha dedicación y mucho sacrificio y mucha disciplina. Al final se le reconoce. Se lo ha ganado, porque es especial pero no distinto de los demás.
Comienza el curso. El curso Escolar y el Político, el Judicial y el Deportivo en las distintas categorías y especialidades. Para todos, el de Manacor, es un ejemplo. Ahora bien, ¿cuántos, desde el principio de curso, están dispuestos a aprender de un gran campeón, el mejor deportista español de todos los tiempos? En todo el mundo las portadas de los medios de comunicación son unánimes en rendirse ante Nadal y en dar la enhorabuena a España por tener una persona de esa categoría, de esa humanidad y de esa humildad. El partido del USA OPEN contra Novak Djokovic, por ejemplo, mantuvo a los espectadores pendientes de la televisión hasta las tantas de la noche. ¿Por qué? ¡Merecía la pena! ¡Rafa lucha siempre hasta el límite!
Como diría el poeta cubano Pablo Milanés “Hay hombres que luchan un día y son buenos; hay hombres que luchan diez días y son mejores; hay hombres que luchan toda una vida, esos son los imprescindibles”. Esos son los ejemplos que se deben proponer al comenzar el curso. Rafa Nadal, por ejemplo.
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